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Testimonio  Trascendente

 

   Todas las obras de esta página electrónica las dedico a la familia, lo sagrado de la familia, si en algo pueden suplir la ausencia

 

 

prólogo

    Este es mi testimonio sobre la experiencia de mi vida. Mi intención es de carácter humanista, y que quienes encuentren similitud con tal circunstancia puedan tener referencia que les sirva de apoyo.

   A modo resumido, lo que trato de explicar es que la espiritualidad es algo cierto y con fundamento en la propia experiencia, y que por nuestro libre albedrío podemos interpretarla en un sentido u otro, encaminando nuestra vida hacia el bien o hacia el mal, o padecer por nuestras debilidades y falta de fe.

   Este testimonio lo he mantenido en secreto mucho tiempo, era algo que no me atrevía a contar en vida.

 

 

 

infancia y adolescencia

    Me llamo Jose, nací en 1963 en Madrid, conmigo éramos cuatro hermanos, más tarde vendría la menor, y junto con mis padres vivíamos en una casita baja del barrio de Tetuán, de mayoritariamente gente obrera. No conservo recuerdo de aquello porque a los tres años nos mudamos a un piso más grande en un pueblo cercano, San Sebastián de los Reyes, donde siguió la misma tónica anterior, ahora rodeado de ambiente rural, y allí conocer a los primeros amigos de colegio y de barrio.

 

 

   Cuando hacía buen tiempo mis padres nos solían llevar al río Jarama, vergel de agua cristalina entonces, y jugando con mi hermano empezamos a hacernos aguadillas. En una de ellas me mantuvo sumergido más de lo normal y yo me enfurecí de tal modo que le devolví la jugada, como si quisiera ahogarle de veras, hasta que alguien nos separó, llevándose a mi hermano a la orilla porque lo estaba pasando mal, y escuché el vocerío de la gente. Yo en ese momento me asusté temiendo por su vida y  me dejé llevar por la corriente del río, dejando en manos de Dios el salvar a mi hermano ofreciéndome yo, y un señor me rescató y con firmeza me dijo que debía ir dónde mis padres estaban. Siempre he tenido este recuerdo muy lejano, ahora he esclarecido más ese momento: rompí a llorar, él me dijo que eso era lo que debía hacer y no lo otro, y me demostró tanta comprensión y bondad que yo no le di las gracias sino que me abracé a su regazo en profundo sentimiento; nuevamente me indicó que era hacia mi familia adonde debía dirigirme. Se portó como un padre, es más, con gran sabiduría.

 

   Te doy las gracias buen señor

que por mí te arrojaste al río

y me ayudaste a regresar

de donde no debí haberme ido.

Un buen trecho me alejé

no creí que fuese tanto

mas la huida de la fe

arrastraba mi quebranto

el sacrificio equivoqué,

pues el dolor lo cura el llanto.

 

   En otra ocasión, siendo más mayor, iba corriendo por la calle perseguido por un mozo adulto, y me metí por el hueco de una puerta sin hoja, en una obra, sin fijarme que había un sótano bastante profundo con hierros de punta. Por el susto no se claramente que pasó, pero recuerdo lo siguiente: un hombre joven me sujeto desde atrás y me cogió en el mismo momento en que yo veía mis pies en el vacío ¿de dónde salió aquel? Yo no vi a nadie cerca; también pudo ser que en un acto reflejo yo extendiese los brazos y me sujetara en el cerco de madera, y justo después vendría aquel al verme en peligro, pero lo que tengo claro es que en ese instante tenía en mente seguir adelante cuando atravesara el vano, por un momento me vi volando. Algo me paró.

 

  Recibí el bautismo al poco de nacer. De pequeño iba a misa los domingos, después dejé de ir; asistí a la catequesis, hice la comunión, pude aprender asuntos de conciencia pero no era beato, al igual que la mayoría. Me cuestionaba a mi mismo sobre la veracidad de la religión, sin dejar de creer, apartándome paulatinamente de la práctica religiosa. Con los años la cuestión de tener fe dejó de ser algo que me interesase, orientándome hacia la corriente materialista de la sociedad del consumo, si bien mantenía actitud crítica al respecto, apoyada por la propia espiritualidad innata del ser.

 

   Fui a la escuela pública hasta que terminé la Educación General Básica. Todos éramos de clase obrera, en aquella época el país estaba en vías de desarrollo, y aún era normal a los 14 años para cualquiera de nosotros ponerse a trabajar. Se me daban bien los estudios, en varias ocasiones resolví problemas difíciles, pero a pesar de estar siempre por encima de la media no mantenía constante alta en todo momento. Tenía altibajos. En mi casa las preocupaciones hablaban del trabajo, y el ambiente de la calle no hacía pensar en ir a la universidad.

 

   Estudié Formación Profesional durante dos cursos en un colegio relacionado con el opus-dei; por entonces tenía unas cuantas canciones en mente compuestas por mí; cuando lo dejé las olvidé y mi capacidad para estudiar quedó mermada, con falta de concentración y lagunas de memoría que recuperé años después: se trataban de situaciones en las que analizaban mi personalidad. Fui a un sicólogo que se obcecó obstinadamente en decirme que había tomado drogas, cosa que no era cierta, al menos no por mi propia voluntad; en aquél momento no tenía claro lo sucedido, ahora comprendo que se corresponde con métodos de control mental que grupos de poder ejercen actualmente en el mundo. Mi intelecto quedó limitado, afectándome negativamente en lo musical; me puse a trabajar y pude seguir con mi vida cotidiana pero soportando ese lastre.

  

 

juventud

   A los 20 años, durante el servicio militar, hicimos un cortafuegos en el monte, estaba en la compañía de zapadores, y el viejo teniente decía que los trabajos que estábamos aprendiendo nos servirían para el futuro. La mayoría de nosotros éramos de ciudad y ninguno le tomamos en serio, pero años después entré de bombero, y he actuado en incendios forestales. Previamente trabajé en varios oficios, entre ellos de cartero, cuando sufrí un accidente que pudo ser grave: justo antes del mismo detuve la moto con la que repartía y me apreté el casco porque lo llevaba sin abrochar; recuerdo que lo apreté mucho, con más fuerza de lo habitual. Circulando por la carretera ya en velocidad directa un coche que me adelanta choca con el quitamiedos, derrapa hacia la derecha y me arrolla en la parte de atrás, saliendo despedida la moto por delante mía, yo por el aire y al caer de espaldas di con la nuca en el asfalto, además del arrastrón y volteretas. El casco quedó chafado pero me protegió la cabeza.

 

   Tiempo después, sobre los 30 de edad, en otra ocasión que iba andando y fui a cruzar la calle, me paré repentinamente cuando mi intención era seguir adelante, y pasó un vehículo que no vi, a gran velocidad. Algo me detuvo, inconscientemente.

 

 

inspiración

    Además de algunas canciones que compuse con la guitarra, la música fue una forma de evasión, no me lo planteé como profesión: estaba limitado intelectualmente desde el colegio aquel y no me veía con fuerza para desarrollar tal actividad. Fue cumplidos los 27 cuando viajé bastante durante dos años, y me replanteé la cuestión. Tomé una decisión: podía seguir viajando y conocer el mundo, despreocupándome de problemas y vivir la vida, pero decidí emplear el tiempo en trabajar mi capacidad musical. Con 30 años estudié solfeo, lo suficiente para escribir las canciones que saqué con la guitarra, con la cual había aprendido nociones básicas de armonía de forma autodidacta. Meses después me compré un teclado secuenciador y compuse más temas; pretendía llegar a tener éxito como compositor, que una vez conseguido me permitiría tomarme un merecido descanso. Escribí algunos poemas durante esta etapa.

 

   Durante dos años me dediqué a componer, las ideas surgían con facilidad, acepté de buen grado aquella tensión a la que me sometí por voluntad propia, y para ser más auténtico me aislé en lo posible de toda clase de interferencias artísticas. Fue una apuesta personal. Procuraba no escuchar otra música que no fuese mía, no frecuentaba lugares ruidosos, buscaba la soledad al componer para centrarme en las ideas, como si todo lo demás no me importase, pese a momentos de diversión con amigos y salir de marcha nocturna de vez en cuando. Colaboré con los del Partido Humanista en labores de crítica social y denuncia de injusticias. Durante ese tiempo había una persona en el barrio que vestía un tanto fuera de lo común, con la que me cruzaba por la calle con demasiada frecuencia, parecía como hecho a propósito, pareciéndome sospechoso sin darle mayor importancia; también empecé a notar golpes en las paredes durante la noche (años después me entero que son métodos de acoso organizado).

 

 

acoso organizado

    Estaba preparando mis trabajos musicales para promocionarlos profesionalmente; en ese tiempo conocí personas, muchas de ellas casualmente, que decian cosas con doble sentido, como si me estuviesen avisando de algo: por ejemplo después de haber estado informándome en una agencia de viajes, me cruzaba en cualquier sitio con desconocidos que hablaban sobre dicho viaje lo suficientemente claro para que yo lo oyera (esto se repetía con asiduidad). En una cita a ciegas quedé con una licenciada en literatura a la cual le hablé de mi impulso poético, ella con firmeza dijo que era prosa, sin mayor explicación, y no hice caso (años después escribiría prosa poética). También me dijo al despedirse que "vas a estar preso fuera de la cárcel".

 

   Presentía que me estaban siguiendo porque estos sucesos se repetían en cualquier sitio allá donde fuese. En octubre de 1996 viajé por el sur llegando a Baelo Claudia, ciudad romana frente al mar, anduve por la playa, estaba yo solo, el día ligeramente cubierto daba un tono gris al horizonte, con algo de viento. Alcancé una zona rocosa y alguien que había por allí me habló de un lago azul y si quería bañarme en él; le contesté amablemente que no y como llevaba bastante caminado inicio el regreso; al pasar por el ángulo que hace la playa con los acantilados, y donde se forma una duna de gran altura, vi tres o cuatro mujeres vestidas con túnica de intenso color negro, que sentadas sobre la arena en un saliente elevado parecían presidir un estrado. Pasé por debajo junto a la orilla, proseguí para adelante y al poco me giro para volverlas a ver: algo me decía que debía ir sin saber por qué; me acerqué y les pregunté con cierta ambigüedad que si eran ellas a quienes yo estaba buscando, a lo que me replicó la primera con otra pregunta ¿es a mí a quien buscas? Sin tiempo para responder habló la segunda ¿es a mí a quien buscas? e inmediatamente la tercera ¿es a mí a quien buscas? Sus rostros me resultaron conocidos sin poder definir nada más. Al alejarme volví a mirar hacia atrás y una de ellas levantaba un bebé en brazos.

 

   Regresé a Madrid y me sucedió súbitamente un gran malestar y fui a urgencias, me auscultaron sin descubrir nada anómalo, diciéndome que tenía una fuerte crisis nerviosa y que probablemente había consumido drogas, pero no me hicieron análisis; estuve tres días sin dormir creyendo que al cerrar los ojos moriría, dado el estado alterado en el que me encontraba. Después fui al siquiatra y diagnosticó depresión. Me figuré hipótesis del tipo sectas satánicas, y de extraterrestres, que incapaz de contárselo a nadie me atormentó varios años por guardármelo para mí; además perdí impulso compositivo; me refugié en mí mismo, aunque algo me daba fuerza para soportar aquella situación, y sentí ante la circunstancia inquietud religiosa que me sirvió de apoyo. Siempre he tenido presente el sentido espiritual del ser.

 

   Durante un par de años me recupero y comienzo a realizar funciones inéditas en mí como arreglar electrodomésticos y escribir tesis. 

 

 

tesis

    Empecé a ir a la biblioteca, leía libros de ciencias, me interesé por la Astronomía, Física y Lingüística; también traté el Humanismo aunque en base a mi experiencia personal. Al poco desarrollé hipótesis de mi invención y termino realizando varias tesis que presenté en diversas universidades, recibiendo solamente de la más cercana a mi domicilio la carta de agradecimiento por la atención, animándome a seguir en esa línea; mediante mi inventiva quise superar la situación por la que estaba pasando, a través de la escritura, de motu propio.

 

   Durante la realización de estas tuve bastantes exámenes de conciencia que me llevaron a plantearme seriamente la espiritualidad. En ocasiones determinadas experimenté cosas inexplicables, como por ejemplo abrir un libro al azar y encontrar a primera vista una frase que daba respuesta a la inquietud que en ese momento tenía (no recuerdo con exactitud qué libro fue). A continuación expongo un resumen de los trabajos que presenté, cuyos títulos son “pulso y perspectiva en Física”, “lenguajes del pensamiento” y “la idea”:

 

 

pulso y perspectiva en Física  

   Trato sobre la luz, en concreto que la velocidad de aproximación frontal de dos haces de luz es igual a 2C (dos veces la velocidad de la luz), lo cual demuestra que 1C no es la mayor velocidad posible en la naturaleza, y por consiguiente también cuestiona la teoría de la relatividad.

 

   También utilizo de forma original la notación musical dándole valores matemáticos.

 

 

lenguajes del pensamiento

    Intento describir la naturaleza del lenguaje, pero no me centro en la lingüística sino en la comunicación en si misma, en el emisor-mensaje-receptor, distinguiendo tres características generales:

 

-         interpretación concreta: es el significado exacto de la expresión. Poniendo como ejemplo el toque de las campanas, la interpretación concreta es, según el caso, que son una sucesión de sonidos rítmicos o una sucesión de repiques.

 

-         interpretación supuesta: es el significado subjetivo que el receptor del mensaje aprecia en base a su punto de vista o escala de valores; de este modo podemos distinguir entre las campanadas horarias y las de toque de alerta.

 

-         interpretación dinámica: es el significado inherente al mensaje en base a la expresividad; las señales horarias no inducen directamente ninguna sensación en el receptor del mensaje, mientras que el repicar produce tensión inmediata.

 

 

la idea 

   Refiriéndome a la idea en el sentido de “tener conocimiento” o el grado de entendimiento ante un suceso, distingo cinco capacidades intelectuales para ello, las cuales son:

 

-         razón: marca la prioridad en base a una escala de valores

-         imaginación: genera figuraciones, otras alternativas

-         reflexión: refleja el suceso en otro contexto

-         ordenación: memoriza (clasifica y subdivide el suceso de forma estructurada)

-         cuestión: relacionar preguntas con el suceso 

 

 

poesía

   Comencé a escribir mi primer poemario en 1999; recobré el impulso compositivo, ahora trasladado a la poesía. En la obra reflejo la situación que vivía, fascinado por el mundo de las musas, confundido en mis sentimientos.

 

   Respecto a los ruidos y el acoso organizado no me atrevía a pedir ayuda para no quedar en evidencia; pretendía ser autor reconocido y a la vez que mi obra testimoniase mi fe, que algo existe aunque no lo comprendiera ni lo dijera explícitamente, sino de manera implícita, mediante actitudes y valores apropiados. Promocioné mi obra poética repartiendo el libro en varios sitios.

 

   Sufría interiormente, confundido por no saber que causa promovía el acoso, y dejé de escribir desmotivado por ello y por el escaso reconocimiento de mi obra. Algo sucedió  años después que perdí memoria de mi pasado en general; no se definir con exactitud las fechas ni el proceso transitivo, y simplemente me quedó una especie de poso de que algo raro me había sucedido pero sin darle importancia; perdí parte de mi identidad (intereses,  sentimientos eclipsados). En esa época una noche sentí un fuerte petardazo a corta distancia, estaba dormido y del impacto no llegué a despertarme, sino que noté como perdía la noción del equilibrio, mientras el eco resonaba dentro de mi cabeza.

 

 

ruidos

   Estoy convencido de que soy víctima de acoso organizado desde la época en que colaboré con los del Partido Humanista, aunque entonces no lo comprendiese como tal. Por las noches había algo que me despertaba: ruidos estridentes, golpes secos y espasmos musculares. Esto me quitaba horas de descanso y durante el día estaba somnoliento. No podía comprender la naturaleza de aquello, que como una maldición me perseguía donde quiera que fuese, aunque no sucedía siempre: al viajar, mis desplazamientos podían esquivar el acoso provisionalmente, también cambiaba de sitio en casa para dormir pero no encontré una fórmula infalible. La intensidad del acoso fue aumentando progresivamente. No comenté a nadie lo que me sucedía, incluso mis mejores amigos: era algo que me causaba confusión al no encontrarle explicación y tuve que soportarlo con esfuerzo.


 

   Realicé estudios críticos sobre el fanatismo y los envié a varias universidades, incluso llegué a poner denuncias en el juzgado y ante el defensor del pueblo, creyendo que obtendría alguna respuesta positiva, pero me desestimaron. Denuncié en comisaría el acoso del que era objeto sin que hiciesen nada al respecto; también fui al médico obteniendo idéntico resultado, aunque me hicieron una prueba del sueño para la que tuve que esperar varios meses; aquella noche no me acosaron con lo cual no pude demostrarlo; no es hasta 2012 cuando me entero que este acoso organizado le sucede a más personas, las cuales se encuentran en situación de desamparo parecida a la mía.

 

    

diario contemplativo

   Aunque se borraron de mi mente algunos episodios pasados, otros los mantuve como en una ensoñación vaga; arrastré fatiga por la privación de sueño de la que era objeto, ralentizando mi actividad intelectual (poesía, música, artículos) que además perdió valor para mí. Escribí el “diario contemplativo” como testimonio personal.

 

   En dicha obra trato de reflejar la sensación que vivía en esos momentos, que ahora visto desde la distancia fue como un limbo en el que me encontré, me costaba recordar el pasado, acaso conservaba la idea de que algo raro sucedió pero no me sentía en disposición de rememorarlo; estaba produciéndose un cambio en mi interior que me ha dado una visión renovada de la vida, pero a la vez afectado por el acoso organizado lo cual no me dejaba ver con claridad la situación, entorpeciendo mi desarrollo. Pero todo mi mundo era aquello. En el diario se recoge esa vista desde el interior, con el esfuerzo por encontrar respuesta a las cuestiones que se plantean.

 

   Desarrollé facilidad para dar interpretación refleja de los sucesos cotidianos, a modo de la vida contemplativa que los monjes buscan en su retiro. Tuve fe de que algo tenía que existir, e inquietud religiosa que me sirvió de apoyo. Los siguientes relatos pertenecen a ese diario.

 

 

diario contemplativo

 

prólogo

    Comienzo este diario en la primavera de 2007; son muchos los episodios anteriores los cuales no contaré y tampoco la totalidad de los que acontezcan a partir de ahora.

 

   Lo que aquí escribo es tan cierto como que existo, o que anteriormente estuve en este mundo si lees esto después de mi partida; he sido fiel a la realidad sin exagerar ningún detalle, con la sinceridad que corresponde a todo diario que se precie.

 

 

El arco iris

    Alcobendas, sábado 31 de marzo de 2007; viniendo de montar en moto, estaba lluvioso el día, vi el arcoiris cuando miré desde lejos la parte por donde anduve. Esto puede decirme algo, y no creo ser el único al cual un suceso semejante le resulte algo banal. La belleza de la Creación se manifiesta a pesar de nuestras debilidades y demuestra su fuerza superior, mientras que yo tuve que dar media vuelta y regresar porque ya estaba empapado (n. de a: quiero dejar constancia de que mi visión del arco iris no se refiere al símbolo enajenado por colectivos de orientación sexual).

 

 

La romería

   Pozo del Esparto, domingo 6 de mayo de 2007; voy a la romería de Pulpí. Es la primera vez que asisto a una, hago fotos y participo mezclándome con la gente. No sé cuál es el recorrido, sencillamente sigo la procesión y llegamos a una barriada próxima llamada La Fuente.

   El primer tramo se hizo trasportando la Imagen en un carro; cuando en el tramo final es llevada en hombros, uno se lesiona y hace falta un costalero; no dudo en ofrecerme, también es la primera vez que lo hago. El sentido de vivir es mejor de forma cierta, ser auténtico.

 

  

El tiempo

   Castellote, lunes 28 de mayo de 2007.- ayer salí con la moto para pasar tres días en plan de acampada por esta zona de Teruel, a la que llegué entrada la noche. Durante el camino el tiempo empeoró, ya al salir empecé a ver nubes grises, y a medida que avanzaba me encontré con mucho viento, frío y algo de lluvia. Iba bien equipado (a diferencia de hace dos meses) pero ante esa amenaza de mal tiempo busqué hostales por la zona los cuales estaban cerrados, y ya en plena sierra, haciéndose tarde, opté por acercarme hasta el camping de Castellote; llegué a las 22:30 encontrándolo cerrado también, así que no tuve más remedio que montar el campamento en un lugar próximo.

 

   La noche era oscura, cielo cubierto, el silencio del lugar interrumpido por algún rebaño a lo lejos, y las aves nocturnas junto con el siseo de las ramas movidas por el aire era cuanto podía apreciar. En el mismo momento que extendí la tienda se abrió un claro de luna que me favoreció considerablemente, y justo cuando terminé y me disponía a meterme dentro empezaron a caer gotas, seguido de una fuerte tormenta que duró hasta altas horas de la madrugada.

 

 

Cuadros

   Arlés, domingo 3 de junio de 2007.- Estoy de viaje por Europa. Fui por la tarde al Puente de Langlois, ya lo conocía anteriormente de otra vez que estuve; me fijé en un árbol el cual, desde la perspectiva en que se pintó el cuadro aquel, estaba en el sitio donde pudo ponerse el caballete, me resultó sugerente, parecía que daba la bienvenida al observador. Cuando volvía para el coche algo sujetó mi pie: un hilo de pescar abandonado. Lo recogí y lo tiré a la papelera pero parecía que algo me retuviese allí. Yendo después hacia los Elyscamp llegué cuando estaba cerrado, ya era tarde, y al volver nuevamente al coche un agradable olor a hierbabuena hace girarme: un manojo estaba en el suelo. Cogí una rama y la dejé en el habitáculo.

 

 

 

La promesa

    Alcobendas, jueves 26 de noviembre de 2009.- ayer corregía el artículo “la maldad”  en el cual denuncio costumbres instaladas en la sociedad poniendo en evidencia demasiadas cosas; quise arreglar ese punto y antes de irme a dormir me prometí a mi mismo que debía encauzar el escrito para no herir los sentimientos de la gente de buena voluntad.

 

   Por la mañana sabía que tenía que corregirlo pero antes realicé un desplazamiento con el coche; justo delante mía se sale de la calzada un vehículo y me detengo a socorrer: la conductora salió por su propio pié, sin daños aparentes aparte del susto y contusiones varias, en un ligero estado de conmoción comprensible. Realicé llamadas telefónicas de auxilio y antes de que llegara la ambulancia se presentó el marido con otro vehículo, dispuesto a ayudar, encargándose él de llevarla a un centro médico para observación. Pero me sorprendió la frialdad con que se dirigió a su esposa, precisamente cuando debía comportarse con mayor calidez. Yo, con algo de ironía y sin demasiada intención de meterme donde no me llaman, mientras estaba hablando por teléfono con los servicios de urgencia, me referí a él en voz alta: “ha llegado alguien que aunque no le reconozco parece ser... el marido” Parece que el hombre se dio cuenta del detalle y se comportó más delicadamente con ella, de la cual al despedirme vi cierta gratitud en su rostro. Entonces recordé mi promesa de la noche anterior.

 

 

brazo dormido

   Alcobendas, 17 de febrero de 2012.- ayer estuve de guardia en el almacén, hice mis tareas habituales, y a media tarde, para aguantar el resto de la jornada puesto que pueden activarme durante la noche, cabeceé después de comer. En esta ocasión crucé los brazos hacia atrás, bajo la nuca. Poco después me despierto y compruebo que un brazo se me ha quedado completamente dormido; lo agarré con el otro brazo y lo dispuse en la posición normal, pero no reaccionaba. Me incorporé de pié y tampoco se producía el hormigueo característico, alarmándome en cierta medida. No sentía nada ni podía moverlo, después de intentar reanimarlo tocándomelo, haciendo movimientos, incluso relajándome, fueron momentos de intranquilidad, y al fin opté por sostenerlo en vilo y rezar. Al poco recupero la movilidad, floja pero instantánea, volviendo a apreciar el riego sanguíneo aunque no resultó doloroso como en otras ocasiones (tampoco me sucede a menudo).

 

 

duda

    Alcobendas, 7 de abril de 2013.- desde el mes pasado me atrevo a contar mi testimonio; alguien me dijo ayer, cuando le hablé de esta historia que oculté durante tanto tiempo, que los creyentes abren la Biblia al azar para encontrar alguna respuesta a la inquietud que en ese momento les aflige; le comenté que algo parecido he experimentado. Me sorprendió su receptividad, ella también ha experimentado con asuntos inexplicables, y lejos de tomarme por loco me escuchó con atención, dándome su punto de vista, relacionado con lo desconocido, con el más allá. Esta mañana quise saber a que santa correspondía el nombre de dicha conocida, fue una curiosidad que me sobrevino, y me dispuse a mirarlo en el diccionario; pasó por mi mente lo de abrir la Biblia y comprobar si de alguna manera solucionaba mi inquietud, pero no quería tentar la suerte, me causaba respeto hacerlo a la ligera.

 

   Cuando ya estaba buscando en el diccionario me dije que mejor intentarlo y no quedarme con la duda. Abrí la Biblia al azar y los primeros versículos hablan referente a unos creyentes que adoran también a otros dioses, que siguen con sus prácticas a pesar de convertirse, y que no parecen tener temor por ello (no encontré lo referente al santoral, pero sí algo que hablaba sobre el respeto a la religión: en aquél momento me preocupaba eso).

  

 

   Y aquí dejé de escribir el “diario contemplativo”, cuyo fin era servir de testimonio póstumo una vez llegado el momento. Al decidir contar ahora mi experiencia no tenía sentido proseguir tal obra, en la que ya había expuesto ejemplos del modo de contemplar la realidad, y días después inicio este testimonio. 

 

  

despertar

     Los ataques de privación de sueño eran impredecibles: había noches que no sucedían, otras con mayor intensidad, otras apenas algunos ruidos esporádicos, y sobre 2008 se hizo más soportable, en parte por la estoicidad que adquirí padeciéndolos, pero mi salud se había debilitado y me sentía mal, como envejecido prematuramente. En 2010 me mudo a otra vivienda; aquel cambio de aires, junto con la mejor situación personal, me da energía y vuelvo a sentir ánimo para escribir poesía y tocar música.

 

   Con este nuevo auge, en enero de 2012  durmiendo en la habitación me despierto con parálisis de sueño y veo alguien con túnica negra en la estancia, desaparece de mi ángulo de visión e inmediatamente recibo un fuerte abrazo, yo inmóvil en la cama, para seguidamente situarse encima mia, enfrentando los rostros; pudo ser una pesadilla, pero sentí gotear lagrimas de aquella aparición sobre mí rostro. Acabando el mes se produce la recuperación de mi memoria, mientras componía el final de una pieza musical. Empiezo a recordar, como una sucesión de imágenes y durante varios días, casi todo lo anterior que olvidé o que mantenía vagamente: mi propia identidad (luego siguieron viniendo recuerdos pero más lentamente). Recuperé la energía, pareció ser enfermedad sicosomática lo que padecía.

 

   Volví a experimentar las mismas sensaciones del  suceso de 1996 como si acabara de acontecer, con el miedo, expectación y pasión, pero ahora con serenidad, capaz de pedir ayuda, encontrar alguna respuesta y aceptar las consecuencias; mi fe estaba fortalecida. Y contarlo públicamente, pero seguí siendo cauteloso.

 

   Ese mismo año, con 48 de edad, veo en internet páginas que denuncian el acoso organizado; describen algunos de los sucesos que me afectan y me pongo en contacto con la gente. Desde entonces estoy convencido de que sufro el acoso de algún grupo criminal en lo referente a algunas pérdidas de memoria, privación de sueño y seguimiento de personas (anteriormente ya lo sospechaba pero no estaba seguro, ni que le sucediese a otra gente) y que tales grupos son contratados por gente poderosa para reprimir en secreto a quienes consideren disidentes o contrarios a sus intereses. Las inspiraciones, abrir al azar un libro y toda serie de actos sublimes provienen de algo más elevado (al principio, sobre el año 2000, confundía todos estos sucesos y no era capaz de diferenciarlos de una u otra naturaleza). En 2013 cuando comencé a escribir este testimonio padecí una dolencia en el abdomen y fui operado de urgencia; en este proceso observé comportamiento sospechoso por parte de los médicos y consideré oportuno poner una reclamación, que no ha prosperado, pero quiero dejar constancia de mi sospecha.

 

   Después del despertar me fui recuperando en lo que a mi identidad se refiere, admitiendo lo sucedido sin llegar a asimilarlo, pretendiendo un estado universal para comprender las cosas, orientando mi vida en tal propósito. Mi sentido humanista se ha reforzado a pesar de todas las adversidades.

 

 (fin del testimonio)